San Marcos lanza Ingeniería Nuclear: primera carrera universitaria en Perú con enfoque atómico
La Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) ha marcado un antes y un después en la historia educativa del país. Por primera vez, una universidad peruana incluye en su oferta académica la carrera de Ingeniería Nuclear. Esta iniciativa no solo abre una nueva puerta para la formación especializada, sino que coloca al Perú en la ruta hacia un desarrollo científico más avanzado y comprometido con el uso pacífico de la energía atómica.
El anuncio ha generado revuelo en círculos académicos, científicos y políticos, pero también una fuerte dosis de entusiasmo entre los jóvenes que sueñan con estudiar una carrera con futuro, propósito y una enorme proyección internacional.
Qué es la Ingeniería Nuclear y por qué importa en el contexto peruano
Hablar de Ingeniería Nuclear no es hablar únicamente de reactores, uranio o energía eléctrica. Es hablar también de aplicaciones médicas, control de calidad en procesos industriales, tratamiento de alimentos, conservación de materiales arqueológicos y, sí, también de energía limpia. Este campo abarca áreas de estudio que tocan tanto lo físico como lo biológico, lo ingenieril como lo ético.
En países como Argentina, Francia o Corea del Sur, la ingeniería nuclear es parte esencial del desarrollo industrial. En Perú, su incorporación universitaria representa una señal clara de que las autoridades educativas y científicas están dispuestas a dar un salto cualitativo. No se trata de copiar modelos, sino de adaptar conocimientos con pertinencia local.
San Marcos, como universidad emblemática y decana de América, ha asumido este reto con una visión de largo plazo: formar profesionales capaces de aplicar conocimientos nucleares en beneficio del país, con un enfoque de seguridad, ética y soberanía tecnológica.
¿Por qué ahora?
No es casualidad que este anuncio ocurra en un momento en que el mundo revalora el uso pacífico de la energía nuclear como una herramienta clave para enfrentar el cambio climático. La Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA) ha reiterado que la energía nuclear puede ser un aliado estratégico para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
En el caso peruano, existe además un contexto propicio: el Instituto Peruano de Energía Nuclear (IPEN) ya cuenta con experiencia operando reactores de investigación, desarrollando radiofármacos y promoviendo la formación técnica. Hasta ahora, la mayoría de sus especialistas han sido formados en el extranjero. Con la nueva carrera de Ingeniería Nuclear, el país podrá generar talento propio, formado en casa, con comprensión del contexto nacional.
Qué enseñará esta carrera y cómo estará estructurada
Aunque la malla curricular aún está en fase de consolidación, se ha informado que la carrera incluirá cursos de física de radiaciones, mecánica cuántica, termohidráulica, diseño de reactores, gestión de residuos radiactivos y legislación nuclear. A esto se suma una formación sólida en matemáticas, electrónica, instrumentación y ética científica.
La Facultad de Ciencias Físicas de San Marcos, encargada del programa, ya ha comenzado a trabajar en la adaptación de laboratorios y en alianzas estratégicas con instituciones como el IPEN y la Comisión Nacional de Energía Atómica de Argentina (CNEA), uno de los referentes en Latinoamérica en este campo.
Una de las metas clave es que los egresados no solo comprendan la teoría, sino que puedan operar en escenarios reales: desde centrales nucleares hasta hospitales o laboratorios de investigación. Para ello, se prevé el desarrollo de convenios de prácticas en el Centro Nuclear RACSO, ubicado en Huarangal, y visitas técnicas al extranjero.
Qué diferencia a esta carrera de otras ingenierías
El enfoque nuclear exige una formación rigurosa en aspectos técnicos, pero también un entrenamiento constante en la toma de decisiones bajo estrictos estándares de seguridad. La gestión de materiales radiactivos, el análisis de riesgos y la normatividad internacional obligan al ingeniero nuclear a pensar más allá del cálculo y la eficiencia: requiere responsabilidad ética y compromiso con la sociedad.
Frente a otras ingenierías clásicas como la civil o la mecánica, la ingeniería nuclear plantea retos que no solo dependen de la física, sino de la política, la economía y la comunicación científica. Un malentendido sobre un proceso nuclear puede generar miedo; por eso, los futuros profesionales deberán saber explicar, educar y ganarse la confianza del público.
¿Tiene futuro en el mercado laboral peruano?
Una duda recurrente entre los jóvenes es si esta carrera tiene campo laboral en el país. Aunque la industria nuclear en Perú aún es incipiente, existe un nicho claro en instituciones como el IPEN, hospitales públicos y privados que trabajan con medicina nuclear, empresas mineras que aplican técnicas nucleares para estudios de suelos, o universidades e institutos de investigación.
Tabla: Ámbitos donde puede trabajar un ingeniero nuclear en Perú
| Sector | Aplicaciones prácticas |
|---|---|
| Medicina | Diagnóstico con radioisótopos, tratamientos oncológicos con radioterapia |
| Minería y geología | Técnicas nucleares para exploración y análisis de minerales |
| Agricultura | Irradiación para conservación de alimentos, control de plagas |
| Industria | Control de calidad por radiografía industrial, detección de fallas estructurales |
| Energía | Diseño y operación de plantas nucleares (a futuro), modelado de sistemas energéticos |
| Educación e investigación | Docencia universitaria, simulaciones, desarrollo de materiales nucleares |
| Organismos internacionales | Trabajo técnico en la IAEA o en redes regionales de cooperación científica |
La creación de la carrera no responde únicamente a una demanda laboral inmediata, sino a una apuesta estratégica de mediano y largo plazo. En otras palabras, el país se prepara para tener expertos cuando el momento llegue, no después.
Qué desafíos enfrentará el Perú con esta nueva carrera
El primer gran reto es la inversión en infraestructura. La enseñanza de ingeniería nuclear no se puede improvisar: requiere laboratorios con blindajes especiales, materiales radiactivos bajo regulación estricta, acceso a software de simulación avanzada y una red de tutores expertos.
El segundo desafío es la percepción social. La palabra «nuclear» todavía provoca recelo en algunos sectores. Por eso, parte del éxito de esta carrera dependerá de cómo se comunique su valor y se eduque al público sobre su uso seguro. También será clave que los egresados tengan oportunidades reales para aplicar sus conocimientos y no terminen subempleados o emigrando.
Un tercer punto crítico es la legislación. Aunque el Perú cuenta con normas básicas en materia nuclear —como el Reglamento de Protección Radiológica—, será necesario fortalecer el marco regulatorio, crear incentivos para la investigación aplicada y establecer protocolos claros para la transferencia tecnológica.
Voces desde dentro: ¿qué dice la comunidad académica?
Carlos Torres, físico nuclear con más de 30 años de experiencia y consultor del IPEN, comenta que este paso es “una deuda pendiente con la educación peruana” y que el país necesita formar profesionales capaces de “hablar el idioma del átomo sin miedo ni tabúes”.
Por su parte, Rosa Tume, docente de física médica en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), señala que la noticia “abre nuevas rutas de colaboración entre instituciones públicas y privadas” y que podría acelerar la llegada de nuevas tecnologías de diagnóstico médico al país.
Ambas opiniones coinciden en que la Ingeniería Nuclear no es una carrera para la improvisación. Requiere vocación, disciplina y, sobre todo, una mirada de futuro.
¿Puede San Marcos liderar este cambio?
No hay dudas de que San Marcos cuenta con el prestigio, la infraestructura inicial y el capital humano para liderar este proceso. Pero más allá del símbolo institucional, lo que se necesita es un sistema articulado entre academia, Estado y empresa privada que respalde la formación de estos futuros profesionales.
El lanzamiento de esta carrera no debe verse como un hecho aislado, sino como el primer paso en una ruta que puede llevar al Perú a convertirse en un polo de desarrollo tecnológico en la región andina.
La ingeniería nuclear no es ciencia ficción. Es una herramienta poderosa para transformar realidades concretas: mejorar diagnósticos médicos, conservar alimentos por más tiempo, optimizar procesos industriales y, por qué no, soñar con un día en que el país produzca parte de su energía sin emitir gases contaminantes.